Del museo a mi corazón. Crónicas de un paseo por Leonora.
Por: Mónica Macías
¿Sabías que Leonora Carrington se nacionalizó mexicana?
Una de mis amigas lectoras se había comprado el libro “Cuentos completos de Leonora Carrington”, y yo, como niña chiquita que copia el juguete de su amiga, quería tener el mismo libro. Así fue el primer flechazo a la genialidad de esta artista.
Pero no fue sino hasta que paseaba con mi mejor amigo, en mi bella ciudad natal, San Luis Potosí, que pude apreciar su arte con la exposición de la vida y obra de Leonora, en la antigua penitenciaria de la ciudad, actualmente El centro de las Artes, y además la mejor oportunidad de impresionar a mi compañero de aventuras.
El lugar, a pesar de su historia, resulta enigmático y encantador, justo y preciso para las obras y artes de una artista como Leonora. Y, pese a ello, no sabía qué iba a ver y encontrar en ese lugar.
Lo primero que encontré fue una monumental estatua con una rara cabeza triangular, semiplana y curvada al mismo tiempo, con un largo vestido y una cazuela en las manos, ahora sé que es una de las piezas más características e icónicas de la artista y prácticamente cuida la entrada a la mágica aventura de su exposición: “La inventora del atole”. Y así empieza la aventura por el museo, con tremenda custodia al arte de su propia inventora.
Enseguida hallé una foto de Leonora posando irreverente como solía ser, y un mapa en la pared con el recorrido de la artista por el mundo hasta llegar a nuestro país. Igualmente una breve semblanza y algunas frases icónicas. Es aquí donde supe que se nacionalizó mexicana, aunque ella nació en Inglaterra. Huyendo de los alemanes, paso por varios países hasta encontrar un hogar en nuestro México.
Después pasé por los pabellones para encontrarme con dibujos inéditos, bosquejos de las obras que tallaba en bronce, y como bella sorpresa están: su banco, sus pinceles y atril, algunos cuadernos aún y sus lápices, así como el banco de madera donde solía sentarse. Son infinidad de pinturas, cada una con su toque mágico. Más adelante comienzan las esculturas, todas dignas de gran admiración.
Yo decidí tomar fotos a todas, pero quise aparecer junto a la escultura titulada “Alto” con una clara mano alzada poniendo frente. Decidí que sería de mis favoritas, pues como buena rebelde me gusta poner el alto cuando algo no me gusta. Para ese momento ya estaba enamorada de la genialidad que veía a cada paso.
Mientras pasaba de una sala a otra me encontré con el monumental: "La barca de las grullas" que es la escultura más grande del museo, con más de siete metros de largo, representa la familia de grullas. Leonora decía que ella hacía sus obras para que fueran interpretadas, por lo que no se sabe su significado original. Algunos críticos opinan que representa una transición entre la vida y la muerte, ya que la barca pasa en un espejo de agua hacia el infinito. Mágicamente, podría pasar horas observando la escultura.
Otras de las esculturas que indudablemente llaman la atención son la llamada “La artista” que forma parte de un grupo de cuatro musas, y por supuesto “El gato sin botas”.
Leonora Carrington creció en una sombría mansión de estilo neogótico en Lancashire, en la cual tuvo contacto desde pequeña con animales como los gatos, una de las razones por las que realizó estatuas de este animal. Esta pieza representa un juego del cuento con el mismo nombre, en el que “al quitarse las botas”, se observan las patas como manos humanas, este y otros relatos lo encuentras en su libro “Cuentos completos de Leonora Carrington” de la editorial del Fondo de Cultura.
Una vez que aparentemente se termina el recorrido por las distintas salas, hallas de frente el enigmático y misterioso “El desconocido”. Esta escultura es un misterio, ya que no se sabe si es femenino o masculino, pues el nombre original en inglés, "Unknown" no tiene género. Representa un ciervo con túnica, con los brazos abiertos en modo de invitación o invocación. Imposible no tomarse una foto con esa escultura y pensar y repensar ¿en qué pensaba Leonora cuando lo creó?
Por supuesto que hay muchísimas obras más y muchas esculturas, cada una con su original nombre y seguramente con una historia detrás. Leonora realizó dibujos y bocetos a lo largo de su vida, los cuales no estaban pensados para exhibirse. Este museo cuenta con algunos trazos originales de la artista que representan las ideas de sus obras. También hay litografías de pinturas que se encuentran en otros museos alrededor del mundo.
Definitivamente, no puedes perder la oportunidad de visitar este museo y conocer algunas de las obras de una de las artistas surrealistas más importantes del siglo XX.
Desde entonces Leonora pasó del museo a mi corazón y mi mejor amigo, por supuesto, quedo impresionado de mis gustos artísticos y literarios. ¡Logre impresionarlo!
Afortunadamente, gracias a la tecnología puedes acercarte a su vida y obra si no tienes la posibilidad de momento de asistir a una exposición, pero cuando puedas no dejes pasar la oportunidad.
FOTOGRAFÍAS: Propiedad de Mónica Macías.
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